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Quiero un Madrid rojo como la sangre que bombea mi corazón


No quiero un Madrid “azul y faraónico”, quiero que vuelvan los Madriles, esos de colores, de tiendas de barrio, donde conocen tu nombre y te limpian el pescado, donde la vecina te saluda y te pregunta qué tal va tu madre, donde el árbol cobija bajo su sombra a las madres, que vigilan las meriendas y a los hijos que juegan, sin ningún temor de que una rama se parta y los deje huérfanos.

Quiero esos Madriles, de aperitivo de domingo con vermut de grifo, y tarde de cine porque no tiene un 21% de IVA, y malhumor a la salida, porque se acerca el lunes y hay que volver al curro, porque la mayoría tiene trabajo.

Esos Madriles, donde el Oso y el Madroño, sean los únicos que compartan los aromas a bollería de la Mallorquina, porque nadie indignado tenga que acampar al Sol para que no se privatice el agua del Canal de Isabel II, para que no nos cobren las tasas de basura dos veces, para que no se gasten 600 millones en hacerse despachos azules en el Palacio de Correos de toda la Ciudadanía…

Deseo un Madrid, sin polución, donde los medidores no estén tramposamente colocados, para que den mediciones más bajas y engañar a la Unión Europea. Espero un Madrid limpio de basura y papeles por las calles. Sin afanes recaudatorios, sino con vocación de servicio a la ciudadanía, con suficiente funcionariado bien tratado y pagado. Un Madrid acogedor y alegre, donde la diversión segura, no esté en las afueras de la ciudad ni en el culo de “una botella” y, por supuesto, no acabe en la arena de una fosa.

Exijo un Madrid, de 5 años de carreras universitarias y  enseñanza pública y gratuita. Quiero que vuelva nuestra intachable Sanidad profesional pública y gratuita, ejemplo en el mundo. 

Demando que las inversiones (que pagamos todos los madrileños) no se tiren al “Río” y se invierta en investigación, en ayudas a las víctimas de violencia de género, a las personas en situación de desempleo…

Quiero un Madrid con guarderías de 0 a 3 años y con grúas que recojan los escombros de la Ley de Dependencia y que la reconstruyan, en forma de ayudas a las personas dependientes y sus familias, en forma de centros de día, de centros de la tercera edad, de residencias…

Quiero un Madrid cultural, artístico, acogedor, alegre, transparente, democrático, comunitario donde los pobres no sean retirados porque estropeen el paisaje, libre, donde los pájaros no tengan que pasar examen municipal para cantar en la calle


Quiero un Madrid rojo como la sangre que bombea mi corazón y como quiero que riegue todas las arterias de la España en la que habito y a la que quiero.