¿UNA IZQUIERDA QUE QUIERE QUE EL ESTADO CONTROLE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN?

Es muy común entre los políticos "matar al mensajero". No responsabilizarse de lo que hacen, sino culpar a los periodistas que cuentan lo que hacen o lo que no realizan. Todos los regímenes dictatoriales, una de las primeras medidas que toman es acallar y controlar los medios de comunicación. Esto nos lo demuestra la historia de siglos, incluida la toma de RTVE, por los militares, el 23-F.
Lo que jamás hubiera esperado es que un partido que se autotitula y se sitúa en la izquierda del panorama político español, como es Podemos, pida el control del Estado de los mass media. Pero no sólo eso, sino que su "líder", Pablo Iglesias, en un acto más o menos cultural, celebrado y jaleado en la Universidad, se dedique a dar nombres y apellidos de periodistas que cree que no tratan bien a su partido, confeccionando una especie de lista negra de profesionales a los que ridiculiza, insulta y echa las culpas de los males que aquejan a su partido. Quizá ha olvidado que sin los medios de comunicación, probablemente seguiría en la Puerta del Sol, en una tienda de campaña.
Quizá es que no presta oídos a todos los que, desde su propio partido, dicen que en Podemos hay violencia interna, abuso de poder y persecución política y organizativa. Esas mismas palabras utilizaron los 11 miembros de la Ejecutiva Municipal de Castilla León cuando dimitieron en bloque. O quizá, le importó un bledo, lo mismo que le importó la dimisión del Secretario de Organización de Podemos, en la Comunidad de Madrid.
No quiero seguir con su propia lista de molestos y renegados, porque todos los partidos tienen problemas internos. Baste decir que las últimas encuestas le dan 10 puntos menos en intención de voto, a expensas de la subida de Izquierda Unida. Y, quizá por ello, es por lo que "pasa" de contribuir a la constitución de un Gobierno, acercándose a Garzón, con el pensamiento puesto en unas nuevas elecciones.
Comicios que todos queremos evitar porque correríamos el riesgo de que el PP saliera reforzado, por muy extraño que nos parezca a quienes seguimos el curso de las presuntas corruptelas peperas, que últimamente han acabado con la dimisión del ministro Soria por sus mentiras sobre sus negocios en Panamá; con la dimisión del alcalde, teniente de alcalde y concejala de urbanismo de Granada por presunta corrupción urbanística; y con un dictamen del Supremo pidiendo el encausamiento de Rita Barberá, tan defendida siempre por el propio Rajoy.

Iglesias, denosta a la profesión periodística, en un plan jocoso que El País califica, como más propio de un monólogo del Club de la Comedia, que de un diputado que, encima, se postula a presidente de la nación. En su afán por los aplausos de los universitarios ridiculizó a varios periodistas y mostró su ignorancia sobre los medios de comunicación al afirmar que hablando mal de Podemos puedes medrar y ser ascendido en tu periódico, radio o televisión.
Ignorancia es meterse con los trabajadores de la prensa, en lugar de meterse con los grupos financieros que están detrás de los medios, si es que quiere meterse con alguien ajeno y echar balones fuera de su propio campo.
Si quiere hacer su propia lista negra de periodistas, puede colocarme en ella, porque yo como mis compañeros periodistas, no tenemos otra labor que la de informar de lo que se produce. Haz cosas distintas y las contaremos. Muchos de nosotros, no estamos en contra de Podemos, e incluso hemos suspirado por un gobierno de izquierdas, en este país, con su contribución, pero parece que es imposible que ceda por el bien común de la ciudadanía y deje de pensar en términos de partido y seguidores, espoleando a unos contra otros. Respeto a los votantes de Podemos, que no ejercen como hinchas de fútbol, porque no me gustan los maximalismos y creo que en todos los partidos hay cosas buenas y malas.
Ójala que Iglesias, con todo su saber universitario, se despojara de los prejuicios y pensara que, en momentos peores de los que vivimos, un montón de partidos y sindicatos, cedieron mucho más para hacer unos Pactos de la Moncloa, que ayudaran a que la Democracia en España fuera una realidad. Ójala que no tildara de "casta" a quienes hicieron aquellos sacrificios para devolver la voz al pueblo y a la libre expresión y circulación de informaciones, incluyendo su libertad de insultar hoy a los periodistas que no le aplauden.
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