Suárez: 80 años de "pedazo de persona"
Hace 80 años nació en Cebreros (Ávila) un político. Sí un bebé´. Sí un varón. Pero sobre todo nació un político. Él lo tuvo muy claro desde pequeño: quería ser presidente del Gobierno. Y lo logró, no por ambición personal (de la que no carecía) sino por un sentido de Estado como no he conocido en persona alguna que se haya dedicado a la política, salvo muy honrosas excepciones.
Le conocí en el año 82, cuando tenía 50 años e inventó la aventura del CDS (o Centro De Suárez) como decían muchos. Le seguí durante su campaña electoral. Fui su jefa de Prensa en el 83-84 y he escrito hace poco un Libro sobre él, que se titula "Adolfo Suárez: Recuerdos Prestados".
Le he conocido, le he tratado, me he considerado su amiga y, en alguna ocasión, su confidente... Por eso, con toda la humildad del mundo, puedo decir que Adolfo Suárez, que hoy cumple 80 años es una de las personas que nacen grandes, en lo personal y en lo político.
No voy a hablar del gran presidente que fue trayendo la democracia a España, legalizando los partidos políticos, haciendo los Pactos de la Moncloa, introduciendo el divorcio o la píldora anticonceptiva... Todas esas cosas y muchas más ya se saben. Ya pertenecen a la mejor historia de este país.
Quiero recordarle hoy, el día de su onomástica, por su persona: sencilla, amable, simpática, empática, cercana... quiero recordarle por lo "buena gente" que ha sido (y me imagino que es) a pesar de las "puñaladas traperas" que le han dado por todos lados. En eso no se salvan ni las personas en las que él más confiaba. Así de triste se sentía algunas veces...
Pero sobre todo quiero recordarle por su carisma, por su encanto, por su "aura"... Era imposible estar cerca de él y no sentirte atrapada o atrapado por su embrujo: su mirada directa y franca, su peculiar voz, sus abrazos con palmada en la espalda... Amigo de sus amigos, se ha perdido últimamente la pérdida de un buen compañero de mus, que a caballo ha ido a recorrer la sierra para robar a los ricos y dar a los pobres haciendo de Curro Jiménez una leyenda. También se ha perdido la pérdida de otro político de talla, como los de antes no como los de ahora, de los vocacionales que querían que España entrara en democracia de una forma pacífica, aunque hubiera que renunciar al comunismo más radical. Se ha perdido la marcha de Santiago Carrillo, que en la Transición y en la política "codo a codo, fueron mucho más que dos"...
La ciudadanía, por culpa de su enfermedad nos hemos perdido muchas de las reflexiones que podría haber aportado a la política y la marcha del país. Pero, además, los españoles y españolas nos estamos perdiendo su imagen, las noticias sobre su vida que nos escatiman su familia, fundamentalmente, su hijo Adolfito que todavía no ha comprendido que Adolfo Suárez es un poco el "padre" de todos, porque por todos dio la cara, no sólo un 23-F sino en muchas ocasiones más.
Quiero felicitarle desde aquí y contaros una confidencia que me hizo una noche tras doce horas de jornada de trabajo. Me dijo: "Carmen, ¿sabes por qué me gustaría volver a ser presidente del Gobierno?". No importa lo que yo le respondí... sino lo que él dijo: "Porque con lo que he aprendido, no volvería a cometer los mismos errores"...
Desde entonces ha llovido mucho y casi (solamente casi) me alegro de que no pueda ver los errores que se están cometiendo con la ciudadanía a la que el dio voz a través del voto. ¡Felicidades, Adolfo! ¡Felicidades Presidente!