El colega Tintín cumple 80 años y sigue hecho un chaval



Crecí con él. Juntos fuimos a la Luna, aunque mi veraneo no pasara de casa de mis tíos en el barrio de San Blas. Juntos extrajimos "oro negro" aunque en casa no tuviéramos ni para los libros de sus aventuras y nos valiéramos de la biblioteca infantil de la Calle Raimundo Fernández Villaverde, donde por cierto cuando cumplías determinada edad (ahora no recuerdo cuál) ya no podías sacar ese tipo de libros. Era entonces cuando chantajeaba a mis hermanos pequeños para que me sacaran alguno "de contrabando".

La primera "palabrota" que salió de mi boca fue "bachibuzuk" porque hasta los descabellados insultos del capitán Haddock eran fuente de inspiración en una familia en la que estaba terminantemente prohibido llamar siquiera idiota a un hermano o hermana, cuanto menos a nadie ajeno. Pero ectoplasma, marinero de agua dulce y otras lindezas nos venían bien porque imaginábamos, al decirlos, que nos salían rayos de los ojos, que estrellas se posaban alrededor de nuestras cabezas y que remolinos daban vuelta lanzando nuestro enfado.

Conocimos a través de sus historias a príncipes como Ottokar, a sopranos como la Castafiore, a genios como Tornasol con cierto parecido en el pelo al querido Einstein. Recorrimos mundo sin salir de la misma acera del mismo barrio donde nos turnábamos para ponernos los únicos patines que habían traído los reyex para todos los hermanos: Perú, Tibet, China, Francia, África... Aprendimos, si no geografía e historia, algo tan importante como ello, y es que el mundo no se acababa en Cuatro Caminos. Que había otros mundos.

La única pena es que Tintín, con sus despistados y reiterativos Hernández y Fernández nos dio una imagen de la policía un tanto bonachona que por aquel entonces no se correspondía con la realidad española.

En fin, no voy a decir que ese periodista belga que recorría el mundo, y tenía algo del detective Poirot, con el que compartía la nacionalidad belga, me hiciera estudiar periodismo, pero desde luego sirvió para que la considerará como una de las profesiones que quería "ser de mayor" junto con la de azafata y detective de policía (No en vano soy géminis)

Acabé de periodista y por ello no se me escapa que Hergé, el autor de Tintín, fue acusado de todo: anticomunista, antisemita, racista, e incluso sexista. Esto último me imagino que basado en la escasez de personajes femeninos de las historias y en que la Castafiore, además de romper todos los cristales con su voz de soprano, era muy pesada y perseguía, por no decir acosaba, al pobre capitán Haddock hasta en su castillo de Moulinsart.

Nunca indagé en la vida del autor, porque su obra me ofrecía en cada viñeta una ventana abierta por la que salía con los personajes amigos y me evadía de no tener dinero para comprar pegamento y hacer los trabajos escolares utilizando agua y harina. Receta que mi madre nos aconsejaba y que hacía que nuestros cuadernos fueran los más voluminosos de la escuela.

Tintín cumple 80 años y sigue habiendo generaciones que le siguen descubriendo. No se si queriendo como lo hacíamos nosotras y nosotros, que carecíamos de la décima parte de lo que hoy, por suerte, tiene nuestra infancia en España. Mientras que haya un niño que le descubra Tintín puede seguir siendo un chaval hasta los 100. Yo hoy al recordarle también me siento más joven.

Si quieres ampliar información sobre Tintín, te recomiendo http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_7822000/7822210.stm#

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